viernes, 4 de septiembre de 2009

EMPECEMOS ENTONCES CON UN CUENTO...






UNA HISTORIA DE AMOR…




Vamos a comenzar con la historia de una princesa, cuya mano es disputada por un gran número de pretendientes. El cuento –extraído de una serie checa de dibujos animados- muestra en cada uno de los distintos episodios las tentativas de seducción desplegadas por alguno de los galanes, de lo más variadas e imaginativas. Así, empleando diferentes recursos, unos más sencillos y otros verdaderamente magníficos, uno tras otro pasan los pretendientes sin que nadie logre conmover siquiera un poco a la princesa. Quien conozca el dibujo acaso recordará haber visto a uno de ellos mostrar una lluvia de luces y estrellas; a otro efectuar un majestuoso vuelo y llenar el espacio con sus movimientos.
Nada. La conclusión invariable de cada capítulo es un primer plano del rostro de la princesa, que nunca deja ver gesto alguno. Pero el episodio que cierra la serie nos proporciona el impensado final: en contraste con las maravillas ofrecidas por sus antecesores, el último de los pretendientes sólo atina a extraer de su capa, con humildad, un par de anteojos que da a probar a la princesa; la princesa se los pone, sonríe, y le brinda su mano.
Más allá de las posibles interpretaciones, la historia es muy atractiva y cada episodio por separado resulta de gran belleza. Sin embargo, sólo la resolución final nos deja la sensación de que todo termina por articularse. Existe un interesante manejo de la tensión, que hace pensar en cierto punto que nada conformará a la princesa: con el paso de los episodios y, por consiguiente, el agotamiento de los artilugios de seducción, comenzamos a enojarnos con esta princesa insaciable. ¿Qué cosa tan extraordinaria es la que está esperando? Hasta que, de pronto, aparece el dato que desconocíamos: la princesa no se emocionaba con las maravillas ofrecidas, pues no podía verlas. Así que ese era el problema. Claro, si el cuento mencionara este hecho un poco antes, el final no nos sorprendería: podríamos admirar igualmente la belleza de las imágenes, pero encontraríamos algo tontos a estos galanes y sus múltiples intentos, ya que nosotros sabríamos que la princesa es miope. No lo sabemos, suponemos que la falla está en los pretendientes que le ofrecen demasiado poco. Lo que hace el último, conocedor del fracaso de los otros, es cambiar el enfoque del asunto. Mirar el problema de otra manera.
En efecto, hablar de Matemática no es solamente demostrar el teorema de Pitágoras: es además hablar del Amor y contar historia de princesas. También en la Matemática hay belleza; como dijo el poeta Fernando Pessoa :”El binomio de Newton es tan hermoso como la Venus de Milo; lo que pasa es que muy poca gente de da cuenta”.
Muy poca gente se da cuenta; por eso se justifica haber comenzado con el cuento de la princesa. Muchas veces los matemáticos se sienten en el lugar del enamorado, esforzándose por exponer las más bellas cuestiones, sin que sus apasionados intentos tengan la respuesta esperada. Parece ponerse allí en juego algún aspecto de lo imposible: ¿cómo hacer para transmitir tal belleza a quienes, por la razón que sea, nunca la han experimentado?
Tratemos de acercarnos a la solución propuesta por el “galán humilde”, que nos muestra que en ocasiones incluso una situación irresoluble tiene, en definitiva, una solución: basta con mirar el problema de otra manera.


“La Matemática como una de las Bellas Artes”
Pablo Amster




Desde esta óptica propongo buscar altenativas a la hora de enseñar matemáticas, para que los alumnos puedan lograr aprendizajes significativos.


Una de estas alternativas, puede ser una Webquest.


Para los que no están al tanto, una Webquest es una metodología de búsqueda orientada, en la que casi todos los recursos utilizados provienen de la Web. Fue propuesta por el profesor Bernie Dodge, de la Universidad de San Diego, en 1995. Permiten el abordaje de habilidades de manejo de información y tienen la siguiente estructura: Introducción-Tarea-Proceso-Recursos-Evaluación-Conclusión.



1 comentario:

  1. Pili... me voy a poner al día con los comentarios ya que ahora puedo comentarte jeje.. pero de a poco... sabes que soy lenta... Me gustó mucho el cuento porque refleja la realidad, también estoy muy de acuerdo con lo que expusiste porque es cierto... debemos mostrar la verdadera matemática... seguramente a muchos o pocos no les guste pero es mágica y yo creo que cuando se utilizan los recursos justos en el momento justo no se necesita de motivación extra... porque es maravillosa... quizá yo sea una apasionante que se pasa al extremo de cansadora (como me dice Mariano) jejeje pero ese es mi pensamiento... Lore

    ResponderEliminar